martes, 31 de enero de 2012

The Descendants


Como ya les había comentado vía Twitter, la semana pasada fui a la premiere de The Descendants, que ya está en Fine Arts at Novo-Centro.  Pero no había tenido tiempo de sentarme a escribir este post. Hasta ahora. 


Si están buscando un filme dramático, desgarrador e impactante, pueden elegir otra película, pues esta no se trata de nada de eso.

Sin embargo, es una de las películas que he visto recientemente que más me ha conmovido. En este año, sin proponérmelo he redescubierto un gran aprecio por las cosas simples, y creo que esta película va en esa misma sintonía.

A veces la cotidianidad se nos hace tan cotidiana, que pierde su sentido, y a algunos les hace falta un fuerte sacudión para volver a apreciarla. Eso le pasa al personaje de George Clooney (Matt King) en The Descendants.

Un instante en la vida de su esposa, cambia la vida de él, la de sus hijas, y la de él con sus hijas.

Lo que trato es de no contarles lo que pasa, para que vayan a verla. Pero puedo decirles que primero, me da mucha pena del protagonista, quien de repente se da cuenta de todo lo que se ha perdido a su alrededor, mientras trabajaba sin parar. –A nuestro alrededor el mundo no para, aunque nos estanquemos.

Me sentí feliz no de saberme amada por mis padres, sino también de poder amarlos a ellos, sin tanto drama adolescente como el que ha pasado Alexandra King (Shailene Woodley). –Sobre todo a mi padre, con quien hoy por hoy comparto muchísimo, aún cuando en un momento de nuestras vidas no fuera así.

No soy fan de George Clooney, pero creo que su actuación fue muy buena, y verlo repentinamente envejecido en pantalla gigante me hizo desearle que encuentre pronto la esposa adecuada y sea feliz. –Y hasta he rezado por eso aunque no lo conozca jajajajjaja!

Y mientras veía a la pequeña Scottie King (Amanda Miller), afrontar la muerte de su madre, y yo misma haber iniciado el año con otro funeral, sólo pude pensar en la siguiente frase: Death without hope is just too sad to handle. –Y es muy diferente cuando se tiene una mentalidad cristiana.

Y al final, aunque parece un final simple, Matt King hace algo que hoy en día es para muchos muy difícil: PERDONAR. Creo que el personaje no sólo perdona, porque reconoce que ha tenido parte de la culpa, que no es perfecto y que también tuvo sus fallas. Sino que perdona por AMOR, que es por la única razón que se puede perdonar sin guardar rencores.

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