Luego de un largo invierno, el primer invierno blanco de mi vida, el peor de Nueva York en 10 años, el verano decidió sentar cabeza y nos ha concedido un par de días de tibieza (no de calor, sólo tibieza). Así que aproveché la visita de unas amigas a las que quiero mucho, desde República Dominicana y nos fuimos a la playa. A Coney Island.
Quizás porque tenía tanto sin disfrutar el mar o porque me creé tan pocas expectativas, me lo pasé de lo más feliz. Se puede llegar fácilmente en el tren F o el Q. Si caminas hacia el lado contrario al parque de diversiones te encuentras la parte más tranquila de la playa.
No es El Caribe, así que no esperes agua tibiecita y cristalina como en República Dominicana, y mucho menos arena dorada. Aquí la arena es gris y el agua fría. Pero una vez el cuerpo se acostumbra, no está tan mal.
Te encontrarás personas de todas las edades, lo cual es fascinante. También, si te quedas hasta la noche, el ambiente se pone movido hacia la zona de los restaurantes. O puedes tener una pequeña cita romántica caminando por el Boardwalk.
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| Shorts de Forever 21 |
Muy pronto volveré, antes de que se acabe el verano. Pues quiero tomar un poco más de sol y sentirme como en casa. Ahhh, todos los viernes hay un show de fuegos artificiales, así que esa es otra actividad que pueden disfrutar cuando planeen sus vacaciones de verano en NY.
All pics taken by me :)
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