domingo, 15 de noviembre de 2015

Bridge of Spies Got Me Crying!

Tom Hanks interpreta a James B. Donovan en Bridge of Spies. Foto via Motionpicture.co.nz

Al terminar de ver “Bridge of Spies”, yo era la única en la sala de cine llorando como una niña. Mi novio no entendía por qué. Yo estaba desconsolada.

No sé si seré la única a quien esta película le causó el mismo efecto que la muerte de Bambi en 1942. Nadie murió en “Bridge of Spies”, pero yo no podía dejar de pensar en la triste posibilidad de que estamos viviendo una nueva Guerra Fría, o que aquella nunca finalizó realmente a finales de los 80’s.

Ver a James B. Donovan, el personaje de Tom Hanks, arriesgar su carrera, su reputación, su familia y su vida por una causa cuyo resultado no sabría con certeza me hizo pensar profundamente en lo difícil que es a veces hacer lo correcto, no lo que nos dicen que es lo “mejor”, sino lo que verdaderamente sabemos y sentimos en nuestro corazón que es lo correcto.

Otras alternativas pueden parecer más viables, más simples de conseguir, “win-win” para todas las partes, “lo que todo el mundo haría”, lo más lógico, lo que tu esposa está de acuerdo, lo que el gobierno apoya… Pero a cada uno se nos ha dado una consciencia, que no falla en su juicio cuando sinceramente le hacemos caso.

No obstante, no todo el mundo tiene el carácter, las “bolas”, ni la fortaleza para hacer lo que está bien en ocasiones como las que Donovan tuvo que enfrentar.

Desde el punto de vista cristiano (que es mi punto de vista), tal fortaleza es un don que como todo se refuerza con la práctica; que algunos reciben por pura gracia, pero que otros tenemos la necesidad de pedir sabiéndonos débiles ante la posibilidad de no elegir hacer el bien.

Steven Spielberg es el director de Bridge of Spies | gettyimages.com

Lloré por ver cómo tres naciones se jugaban la vida de personas inocentes y la estabilidad de familias enteras, por probar “quién puede más”. Lloré porque es lo mismo que estamos viviendo hoy. Mientras los gobernantes están bien seguros en sus modernos palacios -y yo tranquilamente viendo una película en el cine-, ninguno tiene la fortaleza de decir “ya está bueno”, “yo no apoyo más tanto asesinato”. Al contrario, quieren medir su fuerza de la única manera que no produce ningún buen resultado: con más violencia. No saben que es más fuerte quien es capaz de enfrentarse al mal con honor, quien es capaz de perdonar y pedir perdón.

Lloré por ignorante. Porque tuve que admitirme cómplice al pasar por alto muchas situaciones de sufrimiento que ni siquiera me molesto en entender.

Pero más que nada lloré de desesperanza. Porque no aprendemos de nuestra historia sino que repetimos nuestros errores sin fin. Los errores cotidianos y los errores globales cuyo daño va más allá de nuestra pequeña burbuja personal.

Llorando le pedí a mi novio que si llegamos a compartir más de esta vida juntos, me impulsara a siempre hacer lo correcto y que lo hiciera él también. Quizás pudiéramos llegar a escribir unas líneas positivas en la historia de la humanidad.

De más está decir que les recomiendo la película y también que volvamos a estudiar un poco de historia. 


  
El nombre "Standing Man" para este trailer, hace referencia a parte de la trama que mucho tiene que ver con este post. 

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